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Castrillo de los Polvazares

Un pueblo con Patrimonio Mundial de la Humanidad

No hay prohibición expresa de entrar con el coche, pero por el tipo de empedrado y dado que no estamos hablando de un pueblo muy grande, olvídate el coche, hay que recorrer el pueblo andando, casi como los incontables peregrinos que han pasado por aquí.

Este pueblo llama la atención lo cuidado que está, con casas de piedras rojizas y tejas de cerámica, sus marcos blancos y ventanas pintadas de verde. Es bastante homogéneo en sus construcciones que conservan un estado magnífico de conservación.

Puede llamar la atención, y si no os lo decimos nosotros, que hay casa con grandes puertas realizadas con arcos de medio punto y otras casas con puertas de dintel recto y más pequeño. La explicación, parece ser, que las puertas grandes con arcos de medio punto estaban en las casas de arrieros ricos, ya que eran comerciantes carreteros propietarios de los carros que recorrían la península de uno al otro confín transportando mercancías que igual procedían del interior, como recién desembarcadas de un pueblo gallego; mientras que las otras puertas eran casas de arrieros más pobres, y que al no tener carro que guardar trabajaban como asalariados de otros.

Las casas, la mayoría son restaurantes o mesones, conservan en su interior su antigua fisonomía, con patios en los que se articulaba la vida familiar de los arrieros.

Un viajero que se fije, incluso encontrará casas con escudos de nobleza en las casas. Y es que aunque transportistas, durante los siglos de oro españoles, los arrieros obtuvieron gran poder y prestigio por suministrar gran cantidad de productos a todas partes, especialmente procedentes de Galicia.